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lunes, 2 de julio de 2012

Los sonidos del silencio


Y seguiste viviendo esos años que deberían haber sido algo y no fueron nada más que fórmulas matemáticas: un mundo de líneas interpuestas azules dónde todos los sueños habían dejado de brillar y la nostalgia estaba instalada en lo más hondo de tu corazón. 
Tenebrosos conciertos inconexos sonaban y no te dejaban ser. Hasta que encontraste a alguien que te hizo sentir que estabas vivo y que todo era posible. Si fue dios es una incógnita pero una especie de engranaje se movió dentro de ti de forma convulsa y hubo un antes y un después.


Porque los nidos de las golondrinas pueblan los balcones de las callejas sordas de tu vieja aldea y un niño ha visto un rosal tras una verja oxidada.

Y no hay más preguntas en el tiempo en el que importan los sonidos del silencio.

lunes, 28 de mayo de 2012

Atardeceres en Torredembarra

Los senderos se perdían y la tierra perdía su rabia.
Entonces apresuraba el ritmo con mi bicicleta intentando ganar la partida a la noche y a su subrepticio velo.
Tras los setos de las fincas, unos pinos fantasmales como ojos escrutadores y la algarabía de los chiquillos correteando.
El cielo se poblaba de amenazadoras y oscuras aves, antes blancas saetas y remitía la canícula.
Cuando llegaba al término municipal del pueblo ese mundo de misterio desaparecía: las luces de los apartamentos y los bares llenaban el espacio y los sonidos de los tios vivos me recordaban que ya no era un niño. Todo se transformaba por aquél entonces.

Recuerdo bien esas noches con mis abuelos. La brisa y el olor a palomitas y las historias posibles e imposibles de un abuelo que mucho se quejaba y fumaba. Al fresco en la terraza estábamos hasta que la calle se despoblaba de paseantes y turistas y a lo lejos, el silbido de los Talgos y mercancías al pasar veloces por la estación, era atronador.
Recuerdo cuándo se podía divisar el mar desde nuestra terraza y uno todavía no sabía nada. Cuándo las noches estrelladas invitaban a no formular preguntas ni querer buscar rostros sino, simplemente a extasiarse.
Las noches en que el vecino nos llamaba a la puerta con una enorme bandeja de mejillones recién capturados. El olor de pimientos asados que poblaba toda la casa cuándo hambriento y tras un día de descubrimientos, volvía a casa.

Los mil caminos recorridos y los mil caminos que todavía quedaron por recorrer por toda la comarca del Tarragonés.

Los días de verano de mi niñez y preadolescencia en Torredembarra pertenecen hoy al pasado pero puedo traerlos al presente con suma facilidad y la magia vuelve.

martes, 17 de enero de 2012

El Costa Concordia


El naufragio del Costa Concordia es una magnífica metáfora para explicar la situación en nuestro país y allende de los mares. El barco no se ha hundido del todo como se puede apreciar en las innumerables fotos y vídeos que a diario nos regalan los medios.

El atrevimiento y la desfachatez del comandante de dicho buque en salirse de su ruta habitual me ha hecho formularme la pregunta de siempre: ¿hacia dónde vamos?
¿Nos comportamos como si viviésemos una segunda belle époque? Recordemos el progreso durante las décadas anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial. Recordemos los innumerables inventos que salieron a la luz entre 1870 y 1914. La creciente burguesía y la felicidad desbordante en los cafés y los clubes de Paris, Viena o Londres. Europa lo era todo con sus todavía vigentes grandes imperios. Pero todo tuvo su fin porque los problemas llegaron en forma de fricciones territoriales y la imparable lógica de caída de sus imperios cuando no su lenta descomposición durante lustros. Lógica que siempre se ha cumplido en nuestros pocos miles años de historia en nuestro planeta.

La fiesta siempre se acaba y parece que el Viejo Continente está tardando en entender eso. Una Europa que ha dejado entrever sus límites cuando una gran crisis la ha asolado y que al parecer venía del otro lado del Atlántico. Una crisis que ha desnudado los sistemas políticos de los soberanos. Una Europa de dos velocidades, sin rumbo y sembrada de tres grandes grupos ideológicos tan inútiles como dispares: recalcitrantes anti europeístas, demagogos populistas y teóricos proeuropeos de salón. No hay debate de fondo ni reflexión de valor con esas corrientes.


Al margen que una voluntad conjunta comandada por actores tales como agencias de calificación, grandes bancos y corporaciones industriales haya propiciado la mayor crisis financiera desde 1929, parece que esta Europa formada solamente por las únicas voces de germanos y galos y dónde el control no puede pasar por una línea que no venga marcada por Berlín y París, no quiere adaptarse al mundo.

A esta Europa compleja e ideológica cuna de la civilización pero todavía no exenta de las voces y las bombas que resuenan en la grandes avenidas de Paris o Londres quizás le falte tiempo. ¿Somos demasiado viejos? ¿Quizás tengamos que iniciar otro gran éxodo hacia las nuevas tierras prometidas de hoy? Brasil o Australia esperan.


miércoles, 11 de enero de 2012

Intentos

Ha sido una larga excursión en solitario por intrínsecos caminos de piedras y abundantes fangales, más oscuros por las amenazadoras sombras de los tilos y los castaños. Agotado ya y muy cerca del mar por el salitre en el aire, supero el linde del frondoso bosque y las primeras edificaciones vegetales se alzan tan sólo a ambos lados del camino. Sigo por un tiempo indeterminado hasta que llego a un claro, abierto como una herida en la tierra. Allí descubro una extraña cruz de piedra rojiza, antaño roja pero ya comida por la sal y volteada por helechos y malas hierbas. 

Sentado en el último escalón de tres que ascienden hasta ella y mientras el mar se abre ante mí en lo que parece una caída imposible, medito o intento. Algunas embarcaciones de vela se alejan por la línea del horizonte bajo un lienzo azul salpicado de forma intermitente por bandas de gaviotas que como níveas flechas vuelan sin aparente rumbo.

Frente al mar, universal esperanza de todos, puedo dejar correr el tiempo sin peligro, abandonado a mi propia suerte o más bien encandilado de mí mismo, absorto, párasito de mis propios vagos pensamientos. 

En la base de la cruz hay una maltrecha inscripción que reza Nunc Dimittis y que me hace recordar un antiguo relato de terror de la escritora estadounidense Tanith Lee.

lunes, 9 de enero de 2012

Siempre estás tú

Hay un lugar dónde los vientos de poniente y levante se unen
y el canto de las alondras perdura en todas las estaciones.
En un sordo lienzo de estrellas con sus colas quebradas en llamas
las palabras se pierden para siempre.

Pero allí siempre estás tú.

Dorada ternura de tu sonrisa
renacer de la orilla primigenia
infinita metamorfosis en el aire
allí siempre estás tú.


En cada historia infantil jamás contada
en cada camino jamás pisado
en cada castillo sitiado por mil corazones de hierro
allí siempre estás tú.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

En recuerdo a Dolors

Revisando unos papeles que he traído de Barcelona he descubierto un tesoro olvidado: un legajo de poemas de una antigua amiga, desaparecida.

Mª Dolors te rindo un pequeño homenaje publicando uno de los primeros poemas que me dedicaste (original escrito por ti en castellano) hace dieciséis años. Llegaste a conocer a Inma la cuál -como seguramente hubieras adivinado porque tenías esa habilidad para leer el corazón de las personas- es la razón principal de este espacio digital.

Dime tú, joven poeta
¿no has hallado el Amor?
Sé que una mujer veleta,
te causaría dolor.
Tu alma ¡es elevada!
cuajada de sentimiento
y en esta vida alocada,
parece cosa de cuento.


El Amor de corazón,
sin interés ni egoísmo,
dónde manda la ilusión
y el verdadero altruismo.
Donde tiene más valor
Saber dar, que recibir.
Es la clave del Amor
para hacerlo subsistir.



En donde la abnegación
no es sacrificio ¡es Amor!
y la palabra, perdón,
produce dulce sabor.
Y el dinero, vil metal,
(no se adora como dios)
es la plaga del mortal
que del abismo, va en pos.

No corras joven Poeta,
ya encontrarás el Amor,
será dulce papeleta…
¡con ribetes de candor!
Tu corazón transparente,
se merece una mujer
comprensiva, inteligente,
y con ansias de querer.

Que comparta tu inquietud
y ame la Poesía,
del contrario, un ataúd…
tu vida ensombrecería.
Escribe, joven Poeta
Y estudia, ¡todo a la vez!
que la lucha es la meta
vedada a la vejez.



Es para la juventud
con afán de triunfar,
por gozar de plenitud
que le permite alcanzar.
Una carrera ambiciosa,
porque querer, ¡es poder!
y aunque resulte costosa…
¡¡no puedes desfallecer!!